Manantiales del Silala

En medio de las pampas semidesérticas del sudoeste de Potosí en Bolivia, desviándose del camino Uyuni-Laguna Colorada para aproximarse a la frontera chilena, se extiende una especie de oasis que lucha por sobrevivir los manantiales y bofedales del Silala.

Estas aguas son un recurso valioso por ubicarse en una de las regiones más secas del país, pero su comportamiento natural ha sido alterado hace más de 100 años por obras civiles realizadas por empresas de origen chileno y extranjero. A este sistema de canalizaciones que generan un caudal artificial es al que Chile quiere posicionar como un río internacional en el juicio ante La Haya que inició el 6 de junio de 2016. En el cantón Quetena de la provincia Sud Lípez de Potosí, a una altura de 4.400 metros sobre el nivel del mar, existen más de 70 manantiales y ojos de aguas por los cuales emergen aguas subterráneas formadas hace 10.000 años, durante el último periodo glacial.

Los manantiales permiten que se formen dos zonas de bofedales o humedales altoandinos, que son como una pradera con pastos esponjosos y una superficie rugosa por la cual se esparce el agua emergente. Los bofedales son un espacio de vegetación y agua que permite el desarrollo de flora que alimenta a microorganismos, camélidos, aves, entre otros.

Cada vez los bofedales se ven más amarillos, porque el agua que debería regar estos pastos es conducida a través de los canales artificiales realizados desde 1908 por la empresa anglo-chilena que entonces administraba el Ferrocarril Antofagasta Bolivia (FAB). La concesión de uso cedida a esta empresa era para que estas aguas alimenten sus locomotoras a vapor; pero ella también comercializaba estas aguas en el desértico norte de Chile.

En los 60, se hizo el cambio a locomotoras de diesel-eléctricas y la concesión ya no tenía razón de ser En 1997, Bolivia decidió revocar la concesión oficialmente, pero las empresas que se beneficiaban de ella y aún lo hacen (la división Chuquicamata de CODELCO y el grupo Luksic que es dueño del FAB) se negaron a pagar. El Estado de Chile salió en su defensa arguyendo que era un río internacional. Hoy Bolivia defiende su soberanía y tiene los fundamentos científicos e históricos para sustentar su postura en un juicio internacional, como lo demostró la exitosa primera etapa de la demanda marítima. Defender la postura de que los manantiales del Silala no forman un río es defender sus aguas como un recurso finito que debe ser usado racionalmente, es defender un ecosistema de altura y es defender el agua para la vida.

(Fuente: Boletín Informativo ECOBOL 07/2016)

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