Danzas Folclóricas Patrimoniales.

PUJLLAY


En Bolivia, las tradiciones permanecen en cada región con sus propias características y valor de su folklore.


Las fiestas religiosas son propias en cada departamento, tal es el caso de Pujllay de Tarabuco, en Departamento de Chuquisaca y otros en las distintas capitales de Bolivia.

El Departamento de Chuquisaca, uno de los más ricos en historia, tradición y cultura en general, le llamaron la Atenas de América por su cultura en aquella época deslumbrante de la Real Pontífice Universidad de San Francisco Xavier, donde se formaron grandes intelectos y profesionales de enorme valor.

Entre las inmensas pampas chuquizaqueñas y cabeceras de valle se encuentra la provincia Yamparáez, conocida por arqueólogos como zona donde se desarrollo la cultura tarabuqueña.

La influencia que tomaron estos pueblos sojuzgados por el Imperio Inca, se la ve en su cerámica y en su arte textil. Posteriormente a la llegada del conquistador del Nuevo Mundo, se fueron aculturizando, es más sin duda, rico en presencia y colorido de sus prendas, ejemplo peculiar es el poncho “Tarabuqueño”, la lliclla y el akjsu, una de las más bellas en cuanto a la técnica.

Datos en torno a esta danza

En cuanto a su origen tiene características conmemorativas y de pleitesía, se dice que habría nacido a consecuencia de la festividad prehispánica del “Jatun Pocoy” (gran madurez) y Pauker Waray (sacrificio al sol) son propios de Tarabuco y zonas aledañas, que son rituales religiosos paganos con ofrenda a la Pachamama y a la naturaleza pidiendo buena cosecha. Posteriormente se unió la conmemoración de la victoria de las Yamparáez sobre los españoles en la batalla de Jumbate el 12 de marzo de 1816.

Rememora, asimismo, a las pandillas o ruedas de campesinos y mestizos que recorren los poblados a pie o a caballo visitando casas donde hay chicha, pukaras y su respectivo pasante o alférez.

Consiste estas pukaras de carnaval en arcos o largos palos adornados con follaje silvestre y con toda clase de productos de la tierra: choclos, flores, papas, hortalizas, panales de abejas, carnes y bebidas y todo lo que la pachamama les brinda a las cuales se agregan los roscones de pan (pillus) pintados con ayrampu. Completando la pukara de carnaval las banderas blancas, (usados solo en ese ciclo por las chicheras).

El Pujllay es una manifestación folklórica más pura al mantener su pesado danzar, su música de tono melancólico y aun monótono y el canto solitario del campesino que trata de expresar su amor a una moza.
La Doctora Julia Elena Fortún, al respecto del Pujllay, escribe. El carnaval legítimamente indígena se inicia con la generalizada “challa” de las cementeras y diversas ceremonias prehispánicas de fecundidad, fijadas según el calendario por los días lunes y martes de carnaval, que en las cualidades criollas tienen otras características iniciando el verdadero carnaval campesino, el miércoles de ceniza con la adoración de las “Pukaras”.

TINKU

El hombre andino reconoce la bondad de la pachamama, que guarda en su seno a sus hijos (muerte), y con su fatalidad productiva reproduce la historia colectiva de los Ayllus.

En el mundo andino la cosmovisión sobre el mundo es cualitativamente distinta, y éste se refleja sobre todo en fiestas, donde no sólo está presente el hombre que se divierte sino que la fiesta es un ritual, es la culminación del proceso productivo, y que la reproducción pasa por el Pujlly, es el caso del Norte de Potosí por el Tinku que es el gran encuentro entre contrarios que se reconocen a si mismos, pero que se diferencian colectivamente, ambos grupos de Ayllus tienen que fertilizar la Pachamama con su “wila” (sangre) para que tengan una buena producción agrícola y ganadería.

El Norte de Potosí, se aglutina alrededor de los enclaves mineros: de siglo XX, Catavi Llalagua, considerados como los mas importantes en el siglo pasado, junto a esta actividad se articulan las comunidades o los Ayllus, tradicionales: Los Laimes, Jukumaris, Machas, Pocoata.

La Danza del Tinku ha nacido en base a estas motivaciones culturales, entre grupos ancestrales del mundo andino de las regiones del Departamento de Potosí y, sin embargo, la esencia del Tinku (encuentro) está en los combates cruentos entre Laimes y Jukumanes, comunidades que a través de los años empuñaron manoplas, hondas y calaron sombreros de cuerpo entero, cuyo modelo se asemeja al casco español de conquistadores.

Datos Históricos

La historia comienza en la fiesta de la cruz en Macha (Prov. Chayanta del Departamento de Potosí). El Tinku es una práctica Ritual que se mantiene desde épocas remotas. Para algunos, esta práctica nace como consecuencia de la defensa del alinderamiento de sus terrenos, para otros como una devoción mística a la Pachamama. En ella intervienen todas las comunidades y ayllus de la región representado por los grupos guerreros. Cada Ayllu tiene la costumbre de someterse camino al pueblo para el Tinku, van en fila una buena parte del camino.

En todos los lugares de importancia ritual en q'asas (quebradas), apachetas, ch'isirayas, realizan una serie de danzas de iniciación, el "Wayli" pide perdón a los espíritus del lugar, se dirige al Sol y Luna y los cerros, y en frente de ellas las Mit'anis agitando siempre las wifalas (bandera) blancas encausan a los reticentes al circulo de danzantes interpretando las canciones con Jula Julas y Charangos con los que se interpretan las famosas tonadas que se tocan con mucha emotividad. Las Mit'anís son imillas solteras que están encargadas de preparar la comida, bebida, controlar y disciplinar a los hombres, cargarse las jula — julas, mientras estos están peleando el Tinku.

Así los Jula Julas es por excelencia el instrumento del Tinku. Los jóvenes van en grupo como un pequeño ejército al encuentro. Mayormente al centro del rito, se realiza, en la plaza principal de la población o comunidad, donde sostienen la pelea en conjunto entre las comunidades o Ayllus coyunturalmente antagónicos. Es al mismo tiempo una manera de afirmar la fuerza y virilidad de la comunidad.

Así el Tinku significa pelea en conjunto entre las comunidades, junto con el sacrificio del derramamiento de sangre, talvez simbólicamente trayendo fertilidad a la tierra resultando una buena cosecha.
De esta forma los Jula Julas se pueden considerar como el instrumento para alcanzar los poderes sobrenaturales de los cerros y apachetas, mientras que los pinkillos son los instrumentos de la fertilidad, es la música de la Pachamama, es la comunicación del hombre andino con los antepasados, su memoria historia se fortalece con la expresión musical.

WAKA WAKAS

Esta danza al parecer tiene sus orígenes en la corrida de toros, que se convierte en una forma de mostrar el poder del hombre, en este caso del español, el cual derrota a la fuerza bruta representada por el toro.

Este hecho ha debido impactar fuertemente en el nativo, de ahí cuando vieron los aymarás a las vacas, lo primero que hicieron fue representarlas en una danza satirizada llamada Waca Waca en español (vaquería).

Se piensa que la danza de los Waca - Wacas apareció para satirizar las corridas de toros que los españoles tenían por deliciosa, pero sangrienta diversión. Ante la prohibición de la participación del nativo en las costumbres españolas durante la colonia, la reacción inmediata del indígena fue la de ridiculizar el comportamiento español, creando de esta manera el Waca Tokori (baile de la vaca).

Dicen los historiadores que en tierras de España, también bailan con el armazón de cuerno vacuno en la cintura, durante la época previa de su carnaval; o sea en septiembre, en honor a la buena producción lechera, a su baile le decían el de las vaquillas, así se le conocía especialmente en los pueblos de Castilla, con el nombre de las vaquillas.

LA DIABLADA

La Danza de la diablada es una cosmovisión andina con profunda inspiración religiosa, parte del descubrimiento de la imagen de la milagrosa Virgen de la Candelaria en la habitación del famoso ladrón Nina Nina, probablemente en el Siglo XVIII. Virgen que fue reconocida por los mineros de Oruro como la madre protectora del pueblo trabajador, y bailar de diablos precisamente para no provocar el enojo del Tío de la mina.

La imagen del "Tío" como se denomina al Diablo, es motivo de culto en todo el ámbito minero de Bolivia. En épocas prehispánicas, los indios Urus, de cuyo nombre proviene Oruro, creían en la existencia de demonios era el Huari o Wari poderoso ogro que habitaba las montañas. Según la versión de la leyenda que refiere la intervención de Huari en los orígenes de la explotación minera:

El fue quien convenció a la gente de que deje su trabajo en el campo y entre en los socavones para encontrar las riquezas que él tenía allí depositadas. Se alejaron de la vida virtuosa, del cultivo de la tierra para llegar a las borracheras y orgías con su riqueza mal ganada en las minas. Luego llegaron una víbora monstruosa, un lagarto, un sapo, y un ejército de hormigas, todas dispuestas para devorarlas. Todos fueron heridos con rayos mientras avanzaban hacia la ciudad, cuando uno de ellos invocó a la Ñusta, la virgen Inca, luego identificada con la Virgen del Socavón, convirtió estos animales en graníticos cerros tutelares, y a las hormigas en pequeñas dunas de arena.

El drama de salvación es representado en carnaval con cientos de bailarines disfrazados de diablos que invaden las calles de la ciudad.

Este relato nos informa de la índole de Huari, el demonio de las montañas, y de su vinculación con la minería; su poder sobre los animales y su debilidad frente al poder de la Ñusta. Pero también explica fundamentalmente el origen de culto a la virgen del Socavón. El sincretismo religioso entre ambas deidades es evidente y lo ha sido bajo otras formas en muchos lugares de América.

Datos y consideraciones en torno a esta danza

La escritora doña Julia Elena Fortún en su libro “La Danza de los Diablos” (año 1961), llega a la conclusión de que “en el aspecto temático del mito, se nota la hibridación de conceptos teológicos católicos con la teogonía prehispánica”. Efectivamente el mito de la Diablada es un producto híbrido, una mezcla de dos creencias de distinto origen del mismo sujeto diabólico. Escribe que la más antigua noticia referente a danzas representativas y farsas espectaculares, data del año 1150 en ocasión de las fiestas nupciales del Conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV con la hija del Rey de Aragón Ramiro el Monje. Luego indica que en dicho festival se presentó una farsa en que un grupo de diablos capitaneados por lucifer, lucha en duelo de palabras y en forma coreográfica contra otro de ángeles dirigidos por el Arcángel San Miguel.

Según Mila y Fontanals: quien dice que el actual Ball Des Diables de Tarragona tiene relación con la antigua danza de los siete pecados capitales en la que los vicios luchan en dialogo con una dama que es la virtud.

En el mismo libro, la citada autora expresa: “Que en el aspecto de la Farsa Dialogada o relato. La diablada tiene su origen en los entremeses catalanes del Siglo XII”: El Ball Des Diables y el de los Siete pecados convertido este último solo en folklore histórico en España.

El tema de los siete pecados capitales es netamente católico y fue traído por los conquistadores, pretendiendo reemplazar a aquella trilogía quechua: "Ama Sua, Ama Kella, Ama Llulla". Por su importancia es menester citar: al cura Ladislao Montealegre párroco de Oruro en 1818 u otro sacerdote boliviano escribió el "relato", que representaban los diablos altiplánicos, hasta que en el año 1945, aproximadamente, el escritor y folklorólogo Rafael Ulises Pelaez los aderezó dándonos el relato.

Fue largo, para la mente aborigen, concluir que el espíritu de los socavones toma su forma corporal en ese ser estrambótico, con cuernos descomunales, armado de un tridente y cuyos ojos despiden chispas de fuego, imagen clásica del diablo. Y el indio, supersticioso como era y sigue siendo, creó la figura del “Tío”, que entroniza a la entrada de las minas en Bolivia, y a cuyos pies, cada montaña, deja sus ofrendas de coca y alcohol.

Para el mitayo (viejo indio metalurgo preso a su sino secular en el subsuelo), la figura del “Tío” pasó a ser la potestad visible que rige el destino de las galerías subterráneas. Pasó el dueño todo poderoso de la plata, el estaño, y los otros metales, tan dueño que era capaz de extinguir o prodigar las vetas, según sea para el mala o buena la conducta de “sus hijos”.

En el Siglo XVI, con el mito mefistofélico nació en la ciudad boliviana de Oruro el ritual coreográfico que se conoce con el nombre de la DIABLADA.

La danza de los diablos ha sido convertida por el entusiasmo del pueblo en una verdadera parada coreográfica que invade las callejuelas y se remansa en los plazones del pueblo. Su música irrumpe jocunda, en ritmo musical, alternada por espacios en tono menor que da lugar al dialogo en que, con gesto heroico, se enfrentan los figurantes. Su melodía, entusiasta y contagiosa, ha conseguido avanzar desde los cerros y las chozas de piedra, hasta los grandes salones urbanos.

Se dice que cuando un malhumorado genio subterráneo perjudicaba la faena de los mineros haciendo desaparecer las vetas del metal, estos invocaban la protección divina, veían a esa virgen ahuyentar, más repuesto del terror, los obreros pudieron con fe, retomar al interior de la tierra.

Desde entonces el festival vino a ser organizado mímicamente al servicio de la campaña catequística y los figurantes pasaron vestidos con los atributos de Lucifer, Satanás o Belcebú, de conformidad a la estampa renacentista.

Hoy la diablada es el ejercicio pedagógico desprendido del relato bíblico. Es una operación rítmica recuperada de su antigua esencia y sujeta a reglas rigurosas. Con visajes, secuencias de movimientos y multiplicidad de personajes, puesta su sentido al servicio de la adoctrinación religiosa.

En su etapa de adaptación bien pudo la Diablada ser uno de aquellos numerosos autos de fe, o uno de aquellos instrumentos usados en las grandes cruzadas del cristianismo. Sea como quiera, la danza se ha extendido a todas las comarcas del altiplano andino adquiriendo su mayor brillantez cuando son ejecutadas en su ambiente, junto a los socavones del estaño.

(Fuente: http://historia.ibolivia.net/)

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